Tú nos dejaste un símbolo que nos une, que nos invita a entregarnos como tú, a vivir despegados y libre, sintiéndonos hermanos de toso los humanos.
Esa tarde que celebraste la gran fiesta de amigos, la repetimos en cada eucaristía y nos animamos a vivir una vida entregada como tú. Gracias por revitalizarnos el corazón y darnos pistas para vivir a tu estilo, haciendo realidad las bienaventuranzas, que construyen fraternidad, relaciones de igualdad, ternura derrochada y vida compartida. Con la fuerza de tu Espíritu todo es posible. Gracias, Dios, por tener mi vida entretejida con la tuya.
Esa tarde que celebraste la gran fiesta de amigos, la repetimos en cada eucaristía y nos animamos a vivir una vida entregada como tú. Gracias por revitalizarnos el corazón y darnos pistas para vivir a tu estilo, haciendo realidad las bienaventuranzas, que construyen fraternidad, relaciones de igualdad, ternura derrochada y vida compartida. Con la fuerza de tu Espíritu todo es posible. Gracias, Dios, por tener mi vida entretejida con la tuya.
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