jueves, 1 de abril de 2010

JUEVES SANTO


Tú nos dejaste un símbolo que nos une, que nos invita a entregarnos como tú, a vivir despegados y libre, sintiéndonos hermanos de toso los humanos.
Esa tarde que celebraste la gran fiesta de amigos, la repetimos en cada eucaristía y nos animamos a vivir una vida entregada como tú. Gracias por revitalizarnos el corazón y darnos pistas para vivir a tu estilo, haciendo realidad las bienaventuranzas, que construyen fraternidad, relaciones de igualdad, ternura derrochada y vida compartida. Con la fuerza de tu Espíritu todo es posible. Gracias, Dios, por tener mi vida entretejida con la tuya.

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