sábado, 27 de febrero de 2010

II DOMINGO DE CUARESMA


En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle”.
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.


Lc. 9, 28-36

lunes, 22 de febrero de 2010

TU PROPUESTA DE FELICIDAD


Felices los pobres, nos dijiste, Jesús, felices porque su corazón no está pegado a nada, porque el tener poco le da libertad interior, porque no se puede servir a Dios y al dinero.
Y sin querer, nosotros deseamos tener de todo, y además tenerlo atado y bien atado, seguro, controlado, proyectado y recogido, mientras tú nos invitas a ser pobres y despegados.
Tu propuesta de vida, Jesús, es diferente, es ir contracorriente de lo que nos propone el mundo, es atreverse a vivir en la fragilidad del no tener, en la pobreza de necesitar de los demás y no atesorar. Ayúdanos, Jesús, a ser pobres, desprendidos y libres, contigo al lado y atento a los otros, será más fácil.

sábado, 20 de febrero de 2010

I DOMINGO DE CUARESMA


En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”.
Jesús le contestó: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”.
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo”.
Jesús le contestó: “Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y también: Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.
Jesús le contestó: “Está mandado: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.


Lc. 4, 1-13

lunes, 15 de febrero de 2010

GASTAR LA VIDA

Jesucristo ha dicho: “Quien quiera economizar su vida, la perderá; y quien la gaste por Mi, la recobrará en el vida eterna“.
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo, y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes, para evitar los riesgos. Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no va a devolver; gastar la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos; solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos, y falsa teatralidad. La vida se da sencillamente, sin publicidad, como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho al niño, como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla; pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando en la noche, con mil ojos llenos de lágrimas.

jueves, 11 de febrero de 2010

CONTRA EL HAMBRE, DEFIENDE LA TIERRA


El próximo viernes, 12 de febrero, Manos Unidas celebra el Día del Ayuno Voluntario. Y el domingo 14 de febrero, la Colecta de la Campaña contra el Hambre en el Mundo.
Ese mismo fin de semana, habrá millones de personas que no comerán porque no tendrán nada que llevarse a la boca, en un mundo en el que a diario mueren de hambre más de 30.000 niños menores de cinco años, de entre los 40 millones de personas que fallecen cada año por este motivo.
También ese fin de semana uno o dos niños quedarán total o parcialmente ciegos por carencias vitamínicas derivadas de la mala alimentación, y de cada cien pequeños que nazcan, el 17 por ciento (50 por ciento en algunas zonas del mundo) lo hará con bajo peso porque sus madres no han estado bien alimentadas durante el embarazo.
Por ellos, por los más necesitados, Manos Unidas instituyó hace 40 años el Día del Ayuno Voluntario; un día de reflexión y de solidaridad con los 850 millones de personas que pasan hambre en el mundo.
Manos Unidas invita a la Diócesis de Salamanca a movilizarse por los millones de personas que ayunan a diario por necesidad.

Acciones en Salamanca:
Día 12 de febrero, viernes:
- Ayuno voluntario: como signo de austeridad y de acompañamiento solidario, un día a pan y agua.
- Ante el pan y el agua: en la Plaza del Liceo, ante el monumento al Pan, una pancarta recordará el hambre y el pan, la miseria y la injusticia.
- Campanas contra el hambre: como alerta y pregunta ante el hambre en el mundo, a las 20 h.
- Diez horas de oración: en la iglesia de san Julián, de 10 a 20 h. Terminarán, a las 20 h. con la celebración de la Eucaristía.
Día 14 de febrero, domingo:
- Colecta de la Campaña contra el Hambre, en todas las Iglesias de la diócesis.
Día 19 de febrero, viernes:
- Operación Bocata

martes, 2 de febrero de 2010

Manifiesto de los jesuitas de Haití

El pueblo haitiano es un pueblo valeroso y, siéndolo, esta vez ya no es capaz

Redacción, 02 de febrero de 2010 a las 13:33


Nosotros, Jesuitas, trabajando en Haití en diversos espacios, somos testigos del drama diario que viven millones de nuestras hermanas y hermanos haitianos. Como Yahvé en el desierto, nosotros vemos la miseria de nuestro pueblo y escuchamos sus gritos:
"Yo soy Yahvé, tu Dios. Yo vi la miseria y oí tu grito. Yo sé de tus angustias. La vida es lo que yo quiero para ti y no la muerte. ¿Pero quién va a libertarte? En el pasado, Moisés fue mi mensajero enviado para liberarlos y sacarlos de la esclavitud de Egipto. En mi Nombre, él los llevó a una tierra que mana leche y miel (Ex. 3,7-12)".
La miseria de nuestro pueblo:
- Millones de haitianos y haitianas son víctimas del alza vertiginosa y permanente de los precios de los productos de primera necesidad y no satisfacen las necesidades más esenciales, en particular el alimento.
- La disminución de la producción nacional en todos los sectores de la economía lleva al hambre y a la desnutrición total.
- El empobrecimiento vergonzoso e intolerable de nuestras poblaciones urbanas y rurales.
- El aumento de la inseguridad, especialmente el resurgimiento con fuerza del fenómeno del secuestro y la desesperanza de los jóvenes.
- Nuestra nación está sumergida en la vergüenza y la desesperanza con su soberanía arrodillada y la mayor parte de la población viviendo en condiciones inhumanas.
La miseria de nuestro pueblo es igualmente:
- La incapacidad total de la mayoría de nuestros gobernantes para enfrentar los problemas fundamentales de la sociedad
- La ausencia total de una oposición política constructiva que controle y estimule la acción gubernamental en beneficio de la nación
- La aniquilación total de la función política del Parlamento, que ha procedido de manera deshonesta tal como las "ollas de vino", la corrupción, etc.
- La irresponsabilidad de la comunidad internacional, particularmente de los países llamados amigos de Haití, de las instituciones financieras internacionales (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc.), que no han cumplido su promesa a Haití, asistiendo cínicamente al descenso a los infiernos de la sociedad haitiana.
El pueblo haitiano es un pueblo valeroso y, siéndolo, esta vez ya no es capaz. Torturado por la miseria, grita. Su grito se convierte en llamada.
El grito del pueblo hoy:
- Miles de jóvenes deambulan por las calles para manifestar que ya no pueden más, exigiendo a los políticos, que asuman su responsabilidad.
- Millones de desempleados, torturados por el hambre, gritan su rabia por las calles de Puerto Príncipe y por las ciudades de provincia.
- Padres y madres de familia pasan varios días sin poder comer y gritan su miseria en las manifestaciones de la calle...
- Niños demacrados de las villas miseria y del campo gritan todos los días porque no encuentran nada que comer y no tienen futuro.
Llama, grita, nunca baja los brazos. ¡Oh tu, pueblo valeroso! Te toca ayudarme para ayudarte.Contigo yo puedo hacer mucho. Sin ti no lo lograré. Tú necesitas de mí, yo lo sé. Yo soy tu Aliado irreemplazable, sin embargo, yo también tengo necesidad de ti, de tus gritos, de tu unidad, de tu experiencia de pueblo sufriente, de tu valor. Vamos a trabajar juntos.
La victoria estará de nuestro lado, ya que luchamos por una causa justa. Tú conoces mi nombre: YO SOY EL DIOS DE LA VIDA Y NO DE LA MUERTE.
Tú conoces mi Proyecto. Jesús de Nazaret lo expresó bien en el Cuarto Evangelio: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundantemente" (Jn. 10,10)
Hemos sido interpelados fuertemente por esta situación intolerable e indignante que amenaza a nuestro país de caer nuevamente en un drama; nos sentimos profundamente unidos a este pueblo que sufre y sinceramente nos solidarizamos con las víctimas. Es por ello que, en nombre de nuestra fe cristiana y de nuestro compromiso como religiosos jesuitas, exhortamos con fuerza:
A los responsables políticos:
- Al Presidente de la República a tomar rápidamente las decisiones políticas que se imponen para restablecer la confianza y la paz, a comprometerse a una reforma a fondo de las instituciones públicas, poniendo definitivamente el país en el camino del desarrollo.
- A las personalidades del Estado (Primer Ministro, Ministros, Secretarios de Estado y Directores generales, Senadores, Diputados, etc.) a corto plazo a elaborar y a llevar a cabo, en el tiempo más breve, un programa de emergencia (real y eficaz) para aliviar los sufrimientos de la población, y a largo plazo, utilizar los recursos intelectuales y la sabiduría, tanto de nacionales como de extranjeros, con el fin de poner por obra un verdadero plan de desarrollo nacional.
- A los partidos y las organizaciones políticas que asuman su responsabilidad de crítica y control de la acción gubernamental, ayudando en la búsqueda de soluciones adaptadas al drama que vive nuestra sociedad, participando eficazmente en la reforma del Estado para sacar a nuestro país de la vergüenza y el estancamiento.
- A los comerciantes, industriales, importadores, banqueros y otras fuerzas vivas de la nación a aportar su contribución para disminuir el sufrimiento de nuestros ciudadanos y conciudadanas, con el fin de tomar consciencia de la necesidad de actuar conjuntamente para ayudar a Haití a levantarse.
- A todos los componentes de la sociedad civil: religiosos-as, educadores, los estudiantes, responsables y miembros de asociaciones, sindicalistas y obreros, artesanos, pequeños comerciantes, agricultores etc. a ponernos de pie para buscar juntos las soluciones a los problemas de nuestro pueblo.
- A la comunidad internacional, especialmente a los países llamados amigos de Haití, a las instituciones financieras internacionales etc. a respetar sus compromisos con Haití, teniendo en cuenta sus numerosas promesas de cooperación para ayudar efectivamente al país a salir del fango.
¡Oh pueblo haitiano! Continúa a llamar, a gritar y a convocar a aquéllos que has escogido para servirte. Tu fuerza será la no violencia organizada y sostenida.
La violencia nunca es eficaz. Tu me llamas. Sí, yo estaré contigo y en ti por el poder de mi Espíritu.
P. Pérard Monestime, sj,
P. Dérino de Sainfariste sj
P. Kawas François, sj,
P. André Charbonneau,sj
P. Molinero Lamothe, sj,
P. Claude Suffering, sj,
P. Ramiro Pampols, sj,
P. Kénel Sénatus, sj,
P. Gilles Beauchemin, sj,
P. Gontrand de Décoste sj
H. Mathurin de Charlot sj
Thomas Dabady, sj,
P. Godefroy de Midy, sj

* Jesuitas que viven y trabajan en Haití