lunes, 24 de septiembre de 2012

EXPERIENCIAS DE VERANO: TRABAJO Y ORACIÓN EN BARCELONA


Ha pasado ya un tiempo desde que volví del campo de trabajo, pero aún tengo muy buenos recuerdos de todas la personas que en esos 15 días tuvimos una experiencia de verdadera Comunidad. Para mí fue como comenzar una nueva aventura y dejarme en manos del Señor, ya que viajar desde Salamanca con Alicia hacia un sitio desconocido del que solo teníamos unas pequeñas referencias  escritas en unos email, nos llenaba la cabeza de interrogantes.
Desde el primer día nos sentimos muy acogidas por todo el grupo y según iban pasando los días nuestro a miedo a compartir la experiencia era menor. Nuestro día a día seguía más o menos el mismo esquema aunque me encontraba sorpresas inesperadas que me llenaban cada vez más.  Por las mañanas después de un ratito de oración en comunidad cada uno marchaba a su grupo de trabajo con niños, en mi caso el trabajo era en el Casal Escò. Para ellos los monitores son un referente en su vida ya que sienten como alguien les da cariño y confianza, y a la vez se divierten y aprenden algo más que quizá su situación personal no les deja descubrir muy a menudo. A media tarde nos volvíamos a reunir en comunidad para celebrar la Eucaristía y dentro de ella un tiempo de reflexión para más tarde compartirlo en “El Círculo”, éste nos ayudaba a profundizar lo vivido durante el día para que algo quedara en nuestras vidas. Por la noche, solíamos cenar en compañía de diferentes grupos del Casal Loiola que generosamente preparaban la cena, era un momento de distensión pero a la vez era interesante conocer el testimonio de otras personas. El fin de semana lo pasamos en un pueblecito, así tuvimos tiempo de conocernos más entre nosotros, fuimos a la playa, tiempo de oración y compartir en la montaña…
Vivir cosas tan intensas en tan poco tiempo me lleva a que haya gestos y palabras que nunca olvidaré, personas que aunque estén lejos siempre llevaré en el corazón. Aunque quizá destaco dos cosas, la primera es que no hacen falta grandes cosas materiales para ser feliz y hacer feliz a los demás, con pequeñas cosas cotidianas lo podemos conseguir; y la segunda es descubrir la importancia de compartir la fe con otros por muy lejos que estés.

Mª Rosa Vicente

lunes, 17 de septiembre de 2012