lunes, 16 de marzo de 2015

JAVIERADA 2015


Un año más, un grupo muy heterogéneo de personas (jesuitas, chavales del cole, pioneros del grupo scout, universitarios, padres y madres…) nos hemos puesto en marcha hacia Javier.
Además, este año se celebraba el 75º aniversario de las Javieradas, por lo que estábamos doblemente de celebración.
Durante los 37 kilómetros de marcha que hicimos el sábado descubrimos que peregrinar es algo más que andar. Es acompasar mi paso al paso del compañero, es saber repartir las cargas que pesan en mi mochila, porque, al fin y al cabo, yo solo no puedo, es encontrar ánimos para reír y jalear subiendo una cuesta que parece infernal y sin final por el simple hecho de que te pueden las ganas de llegar… Y es que, como dicen los versos de León Felipe, ‘’no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo’’.
Un año más, me traigo muchas cosas conmigo. Conversaciones, gestos, personas, momentos de oración… Pero, sobre todo, lo más importante que me traigo en esta mochila de vuelta es esa sonrisa con la que el Cristo nos esperaba y nos enviaba de vuelta a casa, a contagiar todo lo vivido estos días (tal y como envió a San Francisco Javier toda su vida, ya fuera a París, a Goa, a Japón…).
Una sonrisa por la que, con el jaleo de tanta gente visitando el Castillo ese día, apenas pudimos pasar de refilón. Una sonrisa por la que yo, muchas veces en mi día a día, también me encuentro pasando igual, llegándome a olvidar incluso de que ahí está. Conmigo, por mí, para mí… Acompañándome y alentándome, como decía el Evangelio de ese domingo ‘’todos los días, hasta el fin del mundo’’.
Marta Martín



No hay comentarios: