jueves, 1 de agosto de 2013

LA VACACIÓN EMPIEZA DENTRO


Decía Gide que “el verano se impone y obliga toda el alma a la felicidad”. Pero uno puede irse de vacaciones y dejar el alma en casa, encima del piano (como se decía antes) o sobre el aparador. Y uno puede coger un avión y viajar a las Maldivas y no tener el corazón de vacaciones. O gastarse en una costosa travesía en yate y continuar preso de las tensiones del asfalto, el estrés y el imperio del teléfono móvil.
La vacación empieza dentro. Es una actitud, una limpieza mental, un cambio de chip, una inmersión en la frescura, un salto gratuito, como el de estos muchachos que improvisan playa, costa, velero, natación, felicidad en este sencillo rincón de  jardín con manguera y en medio del calor canicular.
Si ensayáramos ahora que tenemos más tiempo esta forma de veraneo, quizás pudiéramos, en cierta medida, seguir de vacaciones todo el año. Porque el descanso, la paz, la alegría son mucho más que un lugar, un hotel, una playa o cualquier cosa que se pueda adquirir con dinero. Nacen de un gesto del alma.


Pedro Miguel Lamet en 21rs

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