Señor, dame tranquilidad para no olvidarte
si otras urgencias lo tapan todo.
Dame sosiego en las horas de ahogo,
y fuerza si creo rendirme.
Recuérdame lo esencial,
lo importante, lo cierto.
Que sepa plantar mis cimientos
en lo vivido, lo presente y lo futuro,
aunque hoy se imponga lo inaplazable.
Que sea discreto en el éxito
y sereno en el fracaso,
aprendiendo de ambos.
Dame humor, tenme paciencia.
Hazme lúcido
para no perder la perspectiva
de este mundo amplio,
de otras vidas,
de otros anhelos.
Tú, fuente de toda verdad…
En tu presencia todo
encuentra su sitio.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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