Una mujer se arriesga, sale de la fila, se expone a burlas, empujones de los
soldados… pero esta mujer llena de compasión
y misericordia se acerca a Jesús y le limpia el rostro.
En nuestro día a día ¿Cuántas veces hemos tenido la ocasión de
enjuagar las lágrimas y sudor de
aquellas personas que sufren? en un familiar, amigo, vecinos, compañeros… En
cada una de esas personas está Dios.
Señor, estamos en tu búsqueda, buscamos tu rostro. En esta
estación nos recuerdan que estas
presente en cada persona que nos rodea y sobre todo en aquellos que sufren,
Señor. Ayúdanos a encontrarte en los
pobres, en tus hermanos pequeños, para enjugar las lágrimas de los que lloran,
hacernos cargo de los que sufren y ser
un apoyo firme para los débiles.
Nos enseñas que una persona herida y olvidada no pierde ni su valor ni su dignidad, sino que es mi hermano o hermana.
Queremos orar por todos los que buscan tu rostro y lo encuentran.
"Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro" (Salmo 26, 8)
Elena Briz Gil. Comunidad de Jóvenes "Cardenal Martini sj"
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