En
los días de Adviento, las luces comienzan a llenar las calles, los escaparates
y los hogares. A veces, estas luces se difuminan con el consumismo navideño,
dejando un vacío muy grande, si no se va más allá. ¿Qué luz seguimos los
cristianos en este tiempo?
Para
mí, la luz de este tiempo de espera
tan importante y especial es el niño Jesús. Nos preparamos de nuevo en estos
veinticinco días para recibirlo a Él, tan frágil, tan humano…y, al mismo
tiempo, ¡tan divino! Hoy en día también seguimos esa estela de la estrella
fugaz, como los Reyes Magos de Oriente hicieron en su tiempo, para encontrarnos con Él.
Sin
embargo, podéis preguntaros: ¿quién espera a quién? Muchas veces no somos
conscientes de que también nos espera a cada uno de nosotros, ¡me espera a mí!
Y este es un regalo tan bonito que es difícil de expresar con palabras. Nos
renueva por dentro y nos da la
oportunidad de volver a nacer a su lado. Creo que es importante cuidar a
los nuestros en estos días para que a ellos también les llegue esta nueva
esperanza. Por eso, deseo que este
Adviento sea un tiempo único para todos, el que podamos crecer por dentro y
hacernos de nuevo pequeñitos, frágiles y tiernos, aprendiendo de Él.
“Abre
la puerta, no digas nada, deja que entre…”
Sara Lorenzo Fraile, Comunidad de Jóvenes Ignacio Ellacuría
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