viernes, 13 de diciembre de 2013

ADVIENTO EN ENDRINAL

Imagen: "Endrinal", óleo sobre lienzo de Rubén de Luis.
El Adviento nos llega en el calendario litúrgico coincidiendo con el momento en el que nuestro pueblo se queda con muy poquitos vecinos pues ya se han marchado los últimos rezagados del verano. Parece una paradoja que cuando unos se marchan, otros esperamos la celebración de la llegada del Señor. Sin embargo no es un tiempo incómodo contagiado por el frío del invierno y la soledad, pues es la luz del día que comienza a crecer y la llegada de la Navidad lo que empieza a dar sentido a nuestras vidas.
Mientras el pueblo mantiene su habitual ritmo lento, un tiempo de quietud y sosiego en el que parece que no pasan cosas, el Adviento nos invita a estar en vela, atentos a esta realidad nuestra silenciosa y rural, y a preguntar a Dios, nuestro Padre, qué quiere que hagamos hoy y aquí por Él, cómo quiere que allanemos el camino para que pueda entrar en cada una de nuestras anónimas casas, cómo discernir en nuestro trayecto la senda del Suyo, dónde me quiere, y cómo me quiere. La respuesta a todas estas preguntas es el resultado de una larga amistad, no siempre fácil, pues como buenos y viejos amigos ha tenido, y tiene, sus altibajos. Me pide que esté alegre en lo pequeño, como hiciera María, su madre, avivando la lumbre de la casa y compartiendo sus brasas candentes llevándolas a la casa de los vecinos y vecinas, especialmente a la de aquellos que sufren el frío de estas rigurosas noches, porque aquí también nacerá Jesús y vendrá para amarnos y quedarse.

Elena Guzmán Martín, CVX en Salamanca
Endrinal (Salamanca)

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