En estos días de celebrar con gente de otras ciudades la Semana Santa,
he aprendido a ser mejor persona, a estar más atenta y a tener más paciencia
con la gente a la que quiero en buenos y malos momentos. Me gustó mucho el
ambiente de amistad y acogida entre gente que tampoco nos conocíamos tanto.
Después de tres días nos sentimos como una gran familia y nos costó
despedirnos. Algunos momentos muy especiales fueron acompañar a Jesús en sus
sufrimientos, en el Viacrucis, hasta verlo en el sepulcro. Me recordó personas
queridas que han fallecido hace poco. También fue impactante el ver videos de
personas que han servido a otros, como Jesús. Aunque personalmente no me
olvidaré del momento de la reconciliación donde me sentí aliviada y liberada,
comprendida… y los momentos de acompañamiento charlando con otras personas
sobre lo que nos importa en la vida. Ahora que terminó la experiencia, me
siento con ánimo para volver a las rutinas, a seguir poniendo en práctica lo
aprendido y seguir creciendo en el seguimiento de Jesús.
María Jesús Sánchez
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