Esta escultura, confeccionada en madera o piedra y llena de
significado, está presente en todas las parroquias de la Prefectura Apostólica
de Battambang (Camboya).
María sostiene en su regazo a Jesús que con los brazos abiertos nos da
la bienvenida. Hay una tierna sonrisa bajo el cálido manto, de bondad y amor.
En el medio de la figura, aparecen dos niños. El primero sujeta un libro que
representa la sabiduría, la necesidad de discernir entre el bien y el mal. El
otro toca una flauta para ofrecer arte, música y tradición en alabanza del
Señor. En la parte inferior se presentan otros tres niños. Uno de ellos abraza
e incluye en solidaridad a los otros dos que son discapacitados. Todos vivimos
en el amor de Dios. El niño que está en una silla de ruedas con una paloma
simboliza la paz. El que utiliza muletas y ofrece un ramo de flores recuerda el
mandamiento más importante, el amor: “Amaos los unos a los otros como yo os he
amado”. Las muletas y la silla de ruedas, se parecen a un sacramento que les
devuelve su dignidad y pone en comunión a los hombres.
El manto de Nuestra Señora es una imagen de la familia a la que todos
pertenecemos; la Iglesia. Todos estamos incluidos bajo este manto. En el suelo
aparecen flores de loto. La flor de loto es la más emblemática de Camboya,
símbolo de gloria, pureza y santidad.
Estas esculturas son talladas y moldeadas por artistas camboyanos con
discapacidad; así se nos enseña que todos podemos ayudarnos mutuamente a
acercar el amor de Jesús a nuestras vidas, independientemente de nuestra
condición. Todos somos criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios, el
Creador Supremo.
Mons. Enrique Figaredo sj
Publicado en el Anuario de la Compañía de Jesús 2012
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