El día del sábado estuvo lleno de gente con mil
propuestas. Con un montón de ganas de hacer cosas y llevarlas lejos, lleno de
oportunidades. Tuvimos tiempo de aprender y reflexionar, sin olvidar los
momentos de descanso. Fueron muchos los sentimientos que me encontré en un
mismo día.
Desde que llegamos y todos querían conocer
nombres y gente, hasta que empezamos los talleres y pudimos conocernos más y
mejor. Expresando nuestras opiniones y conociendo nuevas realidades.
Siempre había tenido en mente la idea de, en un
futuro, ver otras formas de vivir y sumergirme en ellas, de ir poco a poco
“haciendo un mundo mejor”. Pero parece que me proponía demasiadas cosas y no me
ponía en marcha. De este día me llevo las ganas y, sobre todo, la necesidad de
poner en funcionamiento esos proyectos. Una vez más, pude ver que nadie está
solo en esta inquietud, que muchos van, que muchos vamos a por lo mismo y que
juntos podemos, claro que podemos.
Finalmente comprendimos que nosotros les hacemos falta y que nosotros necesitamos de ellos. Que siempre
se puede aprender algo nuevo y no hay que cerrar puertas. Que sea como sea, no
hay que dejar esas ganas atrás, tenemos que llevárselas a otros.
María Diez
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