jueves, 6 de diciembre de 2012

ADVIENTO ES...


Estábamos organizando en casa la Corona de Adviento. Pensaba en el significado que pueden tener cada una de las cuatro velas pero no hay un Wikipedia para ello, al menos válido. Es algo más, que afecta al corazón y no tanto a la cabeza.
El Adviento es tiempo de conversión, de mi conversión. Es tiempo de dejarse moldear por el alfarero; Jesús. Tiempo de dejar a un lado la teoría y esforzarse con la práctica, de agradecimiento, de valorar los pequeños detalles, de llevar la mirada más allá y de llenar todos los huecos vacíos.
En mí día a día, en este mes frío y oscuro de diciembre, se hace presente el Adviento como luz que ilumina la espera. La espera, de ese gran momento, que impacienta e inquieta, sobresale por encima de los regalos, anuncios y luces que van cubriendo la ciudad poco a poco a través de la esperanza. Esperanza en un mundo más justo, en que mejore la vida de los que nos rodean y de los que en estos momentos duros lo están pasando mal, en que salgan adelante los pequeños y grandes proyectos. Esperanza en que sepa llevar a la práctica “amaos los unos a los otros como yo os he amado” sabiéndome frágil y limitada.
Rezamos para pedir salud para el año que va a comenzar, para que sea un año como el anterior o algo mejor y, a veces, no nos paramos a pensar que debemos dejar el corazón abierto para que Él habite allí. La transformación también incluye oración. Una oración que debe tener un hueco en la rutina, pues Dios también se hace presente en ella. Parece como si nada cambiara en estos 25 días antes de la venida de Jesús al mundo, a la vida y a la historia de cada uno, pero realmente algo cambia. Algo se activa en nosotros. Algo nos va cambiando poco a poco. La oración nos prepara para algo grande.
El Adviento es un tiempo de crecimiento, no es algo sólo de este tiempo pero se aviva aquí para dar continuidad a lo largo del año. Conocer a Jesús incrementa mi fe y como decía Ignacio “para que conociéndole, más le ame, y amándole más le siga”. Conocerle mediante la oración y teniendo presente las experiencias tan diferentes e intensas como son el campo de trabajo con niños y los Ejercicios.
Al final, todo esto tiene su muestra en el amor, a través de la solidaridad, el compromiso con los demás, con mi familia, mis compañeros y amigos.
Adviento… tiempo de conversión, tiempo de impulso a la vida.
 
Irene Junco
Comunidad de Jóvenes I

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