Adviento es Esperanza. Por eso es mi tiempo preferido. Ese
tiempo en que, como una embarazada en las últimas semanas, se prepara la
llegada de lo nuevo. Es tiempo de
ilusión, de luz, de cambio.
Pero también es un tiempo algo incómodo. No podemos seguir igual que antes, ya no llegamos a
atarnos los cordones de los zapatos, necesitamos ayuda para algunas cosas, y
deseamos tanto el alumbramiento que los días se hacen largos y pesados.
Por eso, en este tiempo conviene mantener el ejercicio, el
movimiento, seguir caminando. Y
caminar en campo abierto, donde se vea la luz del sol y las estrellas y no las
luces artificiales.
Caminar buscando algún apoyo, uniendo manos y acompañándonos.
Como María en el Magnificat, con la certeza de que lo nuevo que
llega es una auténtica revolución,
que dispersará a los soberbios de corazón y enaltecerá a los humildes. Esta es
la gran esperanza para los que sufren, la buena noticia.
Una esperanza materializada en el cuerpo calentito de un bebé,
frágil, que empleará su tiempo para crecer, que no es inmediata, pero que nos
alegra tanto el corazón que nos pone dispuestos a abrigar, a alimentar, a
proteger…
Adviento es cuidar la
Esperanza, que no nos la roben, que la podamos cantar a otros, que nos
contagiemos de la alegría de saber que Dios está de nuestro lado, que es de los
nuestros.
Belén Santamaría, Cáritas Diocesana de Salamanca
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