Es difícil en
esta época parar y pensar: ¿qué es el Adviento? En principio hay muchas cosas
que nos alejan de vivir este tiempo de forma profunda y verdadera. Están las luces
de Navidad, los árboles en todas las ciudades, las campañas publicitarias…
¿Pero quién se acuerda hoy del niño desnudo, sin nada, en medio del frío en un
pesebre? Si ni siquiera la mayoría de los pesebres aparecen con la sencillez
con la que Él vino a nuestro mundo.
Y hoy me alegro
de poder decir, yo me acuerdo de ti Niño Jesús. Quizás sea porque me siento un
poco como tú. Un poco perdida entre tantas cosas que no entiendo... como cuando
Tú naciste, estaba escrito en tu nombre todo lo que pasaría. ¿Pero acaso, tú,
en tu pequeñez, te hacías una idea? No, para mi está claro que no.
Y hoy hay
tantas preguntas que me hago... y ahora estoy un poco perdida. No sé donde está
mi lugar, estoy en medio de dos vidas tan diferentes... y tan separadas. Ahora
y aquí en Bélgica, y el día en que celebre realmente tu llegada, en Salamanca.
Ahora sin gente que viva la fe, sin familia, con amigos y conocidos que han
compartido una pequeña parte de mi vida aunque sin duda será una parte muy
importante. Luego, en Salamanca, con tanta gente que ya tiene un hueco en mi
vida. Pero lo que nunca cambia, es que Tú estás en los dos sitios. No me
importa donde vaya porque sé que a ti siempre te tengo... eres la roca que
sostiene mi vida.
¿Y cómo vivo el
Adviento en este caos? Este año está siendo un camino duro, largo e intenso
pero gracias a vosotros, está mereciendo mucho la pena. Las preguntas no paran,
las dudas tampoco... y en este camino voy creciendo, voy reconociendo el papel
tan importante que Jesús tiene en mi vida, también el papel de vivir la Fe en
comunidad y el hecho de que estar lejos también acerca. Acerca a buscar, a
encontrar, a tener presente, a pedir, a dar gracias...
Y es cierto que
poco a poco el momento se acerca, y la Navidad se va sintiendo. No solo por la
corriente del tiempo, del clima... sino también la Palabra se aproxima al
nacimiento... Pero en ese camino, también veo que conviene ir despacio, ir saboreandolo, ir viviéndolo profundamente,
parándome en las pequeñas piedras, rocas, bancos que hacen que todo sea más
intenso. Y también noto que frente a mis ganas de correr, está el sabor dulce
de la espera, la ilusión, el rencuentro... y aunque también, no niego que hay
un poco de miedo, noto su presencia tan cerca... y su susurro me hace retener
unas palabras: “Estoy contigo, no temas”.
Alicia Curto, estudiante Erasmus en Bruselas
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