En Semana Santa nos asomamos a una lógica que nos puede parecer
devastadora. ¿Un rey en cruz? ¿Un Dios ausente? ¿La amistad traicionada?
¿Conviene que muera un justo por el bien del pueblo? Quienes hoy te aplauden
mañana gritan: «¡Crucifícalo!» Un «Hágase» ha llevado a una mujer hasta el pie
de la cruz donde agoniza su hijo. Un juez de sentencia injusta se lava las
manos ¿Era esto, Señor? ¿Era esta tu promesa?
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