Que no… que no puedo, no
insistas.
Si es que no merece la
pena, siempre termina igual.
Me conozco bien, sé que
estoy solo y que no puedo permitirme sufrir más.
¿Para qué voy a empezar si
no va a dar en nada? No hay ninguna expectativa...
Nada, que todo acabó, que
estoy vencido.
Claro que lo intenté, y
acabé recorriendo los caminos del mundo noche y día, siempre perdido.
No fueron suficientes mis
capacidades, ni mis esfuerzos… ni siquiera mis grandes éxitos.
¿En qué podré confiar
entonces? Ya todo acabó…
Si no es el miedo lo que
me paraliza, es sólo pena lo que me motiva…
¿Un reino de amor
desinteresado, de paz, de justicia, de felicidad compartida?
¡¡Ya me gustaría!! Claro
que siento ese anhelo profundo… pero ¿para qué escucharlo?
Ya perdí bastante de mi
tiempo con eso…
Ya peleé esas batallas, ya
aprendí a perder, a que no se me escuchase…
¿Otra vez? Con lo mal que
acabó las anteriores veces…
¿Que me ponga en camino de
nuevo? Pero, ¿hacia dónde?
Oye… sabes que estoy lleno
de miedos, y que por mis fuerzas no seré capaz…
¿Tú serás mi apoyo? ¿Tú
serás mi consuelo? ¿Y mi refugio o la luz que me guíe?
Como no me ayudes con mi
fe y no me des fuerzas, yo no lo consigo… no.
Está bien, tiene sentido…
Es posible que vaya siendo
tiempo de confiar…
Pero es que… ¡¡No!! Se
acabaron los “peros”…
Sí, tienes razón… Algo por
dentro me dice que esta vez sí.
Algo me dice que siempre
mereció y merecerá la pena.
Por ti, ¡¡me lanzo!!
Fonfo Alonso-Lasheras sj, publicado en Pastoralsj
No hay comentarios:
Publicar un comentario