El pasado 1 de Junio de 2013 fui confirmada por el
obispo don Carlos. Antes de llegar a la Confirmación tuve la preparación con
mis compañeros de catequesis. Muchos familiares y amigos me preguntaban para qué
y por qué quería confirmarme. Al principio no sabía qué responder. Sabía que quería
confirmarme por mi fe en Dios, pero no tenía las palabras adecuadas para
explicarlo. Ahora sí puedo responder con tranquilidad y con seguridad que me he
confirmado porque quiero seguir con mi trayectoria de fe, ya que nunca hay un
final en el proyecto de Dios.
Como para toda persona, el día de la Confirmación es
un día especial. No es sólo renovar las promesas del bautismo: es admitir tu fe
en Dios. Admitir que existe un Dios que está ahí y que de verdad crees en Él.
Que estás segura de seguir con Él. Y esto es a la vez emocionante e inquietante,
ya que ¿qué es lo que me deparará en un futuro mi fe?
Personalmente, para mí el día de la Confirmación fue
algo normal, pero con la diferencia de que era la hora de recibir el
sacramento. Algo que durante tres años esperamos y de lo que ahora estamos seguros.
No es sólo ver mi alegría y haber visto al Señor
dentro de mí, sino ver también esa alegría en mis compañeros. Hubo lloros,
risas y algún que otro recuerdo de todas nuestras convivencias.
En resumen, la Confirmación para mí -si tengo que
describirla- es mágica. No hay palabras para describirla mi sentimiento. Pero a
mí, la fe me ha cambiado la vida. Por eso continuaré con el grupo de
catequesis. Y es que la Confirmación es solo el paso de entrada para seguir el
camino del Señor.
Durante estos tres años, la catequesis me ha ayudado a
atravesar problemas personales, de la escuela u otros sucesos. Le debo todo a
Dios. No sólo mi vida, sino su ayuda y su fuerza para afrontar problemas.
Carla López Martín
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