domingo, 30 de junio de 2013
lunes, 24 de junio de 2013
CONFIRMACIONES EN EL MILAGRO: HOMBRES Y MUJERES PARA LOS DEMÁS
Y después de dos años -que se dice pronto-, después de dos años intensos, cortos y
completamente fantásticos he llegado hasta lo que al principio me parecía el
final del camino; el final que estaba en el horizonte y que realmente pensé que
no llegaría tan pronto: la Confirmación, nuestra Confirmación.
Ahora sé que, por supuesto, no es el final de nada; sólo
de una etapa, como de otras tantas que todos vivimos en la vida. Una etapa preciosa,
ciertamente, pero al fin y al cabo era eso: una etapa de preparación que se
acabaría en un futuro, pero que deja paso al camino de la fe y de la vida. Y es
que realmente estos años tan cruciales me han enseñado a vivir. Y lo que más
agradezco -pues lo considero el regalo importante de todo esto-, a vivir con Dios, a vivir mi fe.
La verdad es que llegar hasta aquí me costó un poco. Al
principio no estaba nada emocionada con venir a catequesis. Realmente no tenía
ningún tipo de ilusión. Pero no sé por qué razón continué con mi vida en el Milagro,
pues yo estoy en Scout, y eso sí que siempre me ha gustado bastante, pues es
ahí donde realmente he dado mis primeros pasos hacia lo que hoy en día soy y en
lo que hoy en día creo.
En Scout me han enseñado a servir; me han enseñado a
estar siempre lista para ayudar en lo que esté en mi mano; me han enseñado a
vivir con alegría, a compartir sin esperar nada a cambio, a creer que un mundo
mejor es posible. Me han dado mis raíces, mis cimientos. Y por eso siempre voy
a ser de color azul y rojo. Por eso, cuando incluso pasen 60 años, me seguiré
considerando Scout de corazón, pues el giro lo he dado con ellos. El salto lo
he dado gracias a ellos.
Gracias a personas de Scout empecé a conectarme realmente
con la Parroquia. Gracias a personas que me han enseñado mucho más de lo que
puedo poner aquí. Me han enseñado a amar de corazón a todo, a todos y a todas.
Y comprender un poco más ese AMOR con mayúsculas que es nuestro Dios bueno y
grande. Gracias a esas personas he conocido a otras dentro del Milagro y dentro
de mi grupo de catequesis, que ya han acabado por trastocar y transformar mi
corazón.
En esos dos años, gracias a lo que estas personas me
han enseñado, he tenido experiencias muy confusas, muy extrañas para mí. Y es que
es bien sabido que no es fácil de explicar lo que estoy tratando de explicar: una
experiencia peculiar y maravillosamente cálida.
Un día te levantas y miras todo con ojos nuevos. Y te
das cuenta de que Dios te habla, que te ha hablado todas esas veces que has
sentido cosas que no podías explicar. Que te ha hablado a través de los Scout,
a través de la parroquia, a través de tu familia, tus amigos. E incluso a
través de gente que no conoces de nada. Que incluso te habla sin rostros y sin
nombres, con sensaciones que no son de este mundo, que francamente conmueven y
muchas veces dan miedo. Y te acribillan las dudas, aunque eso es imprescindible
e inevitable. Pero aun así, después de todo viene una consolación y un
sentimiento de cariño que yo con mis pobres palabras no puedo explicar. Una
calidez pletórica, inmensa y profunda. Y comprendes que ya no quieres ni puedes
alejarte de su amor, ni de Él.
El día de mi Confirmación significo ponerme delante de
Dios y reafirmar que quiero seguir en su amor, en su cariño, en su camino y en
su enseñanza. Que quiero vivir como Jesús. Que sólo quiero amar y servir. Que
quiero dejarme guiar, que quiero que me guíe él.
Para mí, la Confirmación fue avanzar hacia eso, pues
los dos años antes del día 1 de Junio realmente habían sido para aprender y
para conocer mejor. Aunque ya en este último había empezado a vivir como
realmente quería, es decir, como realmente sentí que quería Dios que viviera, a
hacer por él lo que me pidiera. Es algo tan grande que seduce. No podría explicarlo
mejor.
Y poder compartirlo con la gente que me ha enseñado y
me ha visto crecer ha sido un punto fuerte para mí, pues han hecho crecer con
creces mi esperanza. Mi fe.
Lo único que tengo claro en esta vida es que quiero
vivir el evangelio, como tantos otros. Como mis compañeros de comunidad, como
mis amigos de corazón, como los apóstoles. Como Cristo, en definitiva. Mi
futuro es incierto, pues no sé cómo canalizar todo esto. No sé por qué camino
ir. Pero sinceramente, eso no me preocupa. Hubo momentos en que sí, en que
tenía tanto miedo por no poder responder al Señor que de alguna manera me cerré
en banda e intenté apartarlo un poco del camino. Pero ahora francamente no me
preocupa, porque sé que de la mano de Dios nada puede ir mal. Que Él estará conmigo
hasta el fin del mundo. Además, como quien dice, acabo de comenzar mi camino de
la fe. Así que te digo, Señor, ¡qué se haga en mí tu voluntad!
Aunque ya nada, nada nos separara.
Sandra Sevilla Ortiz
domingo, 23 de junio de 2013
lunes, 17 de junio de 2013
CONFIRMACIONES EN EL MILAGRO: HOMBRES Y MUJERES PARA LOS DEMÁS
Quizás es algo
presuntuoso, pero al echar la mirada atrás y pensar en el camino recorrido
vemos que nuestra experiencia no se aleja mucho de lo que vivieron aquellos
primeros discípulos que se reunían junto a Jesús en Galilea. Para empezar, cada
uno de nosotros traía una historia distinta antes de comenzar a formar parte
del grupo: unos éramos amigos del colegio; otros nos habíamos visto alguna vez
por el barrio; los que más, ni nos conocíamos… Sin embargo, el Señor se fue
valiendo de personas y pequeños encuentros para irnos llamando a cada uno por
nuestro nombre y a nuestro tiempo.
Como aquellos
pescadores, al principio ninguno de nosotros tenía muy claro hacia dónde íbamos
o por qué estábamos en el grupo. Es posible que inicialmente nos dejáramos
llevar por cosas que, a priori, no tenían mucho que ver con lo que Él trataba
de contarnos: el grupo, los amigos, el “me lo ha sugerido mi abuela” o el “ha
insistido tanto en que me apunte, que voy a ir un día para ver qué tal". Sin
embargo, había un “algo” inexplicable en aquel hombre de Nazaret, en lo que
decía, en cómo que vivía… que nos
dejamos llevar.
Poco a poco fuimos
comprendiendo algo más de su mensaje.
Las actividades, los compañeros, y sobre todo la comunidad del Milagro, fueron
acompañando nuestro camino de encuentro con el Señor y atravesando nuestra
vida. Y al conocerle más, mayor era
nuestro deseo de amarle más y seguirle más.
Todo ello no habría
sido posible sin lo vivido estos años. Cada domingo nos reuníamos para aprender
un poco más sobre su Palabra e ir compartiendo lo vivido y lo rezado. A esto se
unían otras muchas actividades con el grupo: convivencias, cenas, salidas al
campo, experiencias... Nuestro Centro
Juvenil y también nuestra parroquia tienen mucha vida. Por eso, en este tiempo
hemos podido compartir también muchos momentos con todos los jóvenes (y no tan
jóvenes) del Milagro: Pascuas, Javieradas, Eucaristías, voluntariados, teatro,
scouts, etc.
De forma más
concreta, en el último año hemos tenido una preparación más específica de cara
a la Confirmación. Al empezar el curso nos preguntábamos ¿qué significa
confirmarse? Y sabíamos que la respuesta venía de la mano de otra pregunta más
importante aún: ¿qué quiere Dios para mi vida?
Ha sido un año muy
intenso, pero también muy especial. A lo largo del curso recibimos algunas
catequesis específicas sobre el sacramento (su significado, su proceso),
empezamos con nuestro acompañamiento personal y llevamos a cabo algunos
encuentros con otras personas que nos dieron su testimonio de fe. Entre ellos,
uno muy especial con nuestro obispo don Carlos.
Y así, en algún
momento del camino empezamos a tomar consciencia de que, a través de Jesús,
Dios nos había hecho una promesa: “yo
estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,
20). Una promesa que se cumpliría poco después. Casi sin darnos cuenta, llegó
el día 1 de junio: el día en que recibimos el Espíritu Santo, el día en que celebramos
nuestra Confirmación rodeados de la familia, de los amigos y de toda la
comunidad.
Y entonces, como
aquellos discípulos de Nazaret, nos dimos cuenta de que esta aventura sólo
acaba de empezar. Ahora, como antaño, nos toca ir por el mundo. Él nos ha
enviado su fuerza para que para que “seamos
sus testigos en Jerusalén, en Galilea y hasta los confines de la tierra”
(Hech 1, 8), portadores de su buena noticia, hombres y mujeres para los demás.
Así han vivido este
camino dos de las jóvenes que se acaban de confirmar. Al leer sus palabras
también podemos decir, con ellas, que "el
Señor ha estado grande con nosotros". Y por eso "estamos alegres"
(Salmo 125).
Nadezhna
Castellano Sosa
domingo, 16 de junio de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
GRACIAS, ALBERTO
Llegaste como río manso,
sin estridencias ni ruido.
Lejos las jerarquías,
los protocolos, los arrumacos.
sin estridencias ni ruido.
Lejos las jerarquías,
los protocolos, los arrumacos.
Traías en tus alforjas el mensaje:
"Entre ellos; como uno de ellos,
"Entre ellos; como uno de ellos,
portarás la Luz".
Y tu caminar es el nuestro:
Tu inquietud nuestros temores,
tu alegría nuestros logros,
tu pesar nuestros fracasos.
Tu inquietud nuestros temores,
tu alegría nuestros logros,
tu pesar nuestros fracasos.
Comes a nuestra mesa,
bebes de nuestro vino.
No en manteles de hilo
ni en finos y ricos vasos.
bebes de nuestro vino.
No en manteles de hilo
ni en finos y ricos vasos.
Te basta el igualitario pan
y el humilde barro.
y el humilde barro.
Tu palabra siempre certera,
siempre directa,
siempre maestra,
ilumina, como una estela,
el caminar incierto
de los débiles y olvidados.
siempre directa,
siempre maestra,
ilumina, como una estela,
el caminar incierto
de los débiles y olvidados.
Allá, justo donde se te necesita,
tu actitud de justicia estricta,
igualitaria, comprometida,
sin regateos ni cálculos.
tu actitud de justicia estricta,
igualitaria, comprometida,
sin regateos ni cálculos.
Buceas en las esencias mismas del Evangelio
y nos ofreces frutos
de un Jesús de Nazaret
vivo, actual, humano...
y nos ofreces frutos
de un Jesús de Nazaret
vivo, actual, humano...
Ya, la tierra mullida y abonada,
la simiente esparcida,
el granero preparado.
la simiente esparcida,
el granero preparado.
Sólo falta cuidar con tesón
la incipiente sementera.
la incipiente sementera.
Ahora que te alejas,
¡gracias, Alberto, por esta entrega
sin paliativos!
¡gracias, Alberto, por esta entrega
sin paliativos!
¡Gracias al Cielo, que nos ha dado
la oportunidad de conocerte!
la oportunidad de conocerte!
domingo, 9 de junio de 2013
viernes, 7 de junio de 2013
lunes, 3 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
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