lunes, 30 de enero de 2012

CURRICULUM VITAE



¿Qué es lo importante en la vida? ¿Buena presencia? ¿Títulos? ¿Prácticas en el extranjero? ¿Referencias? ¿Idiomas? ¿Un master? ¿Ser joven? Cualquiera que haya tenido que buscar trabajo sabe que eso, al menos en el ámbito laboral, importa. Pero si uno se pregunta qué debería tener el currículum vital a la hora de la verdad, la respuesta seguramente será distinta.
Si pensamos, no en el trabajo, sino en pasar bien por el mundo y por la historia de los tuyos, entonces en el CV no deberían faltar muchos nombres, alguna lágrima, meteduras de pata garrafales, pero seguramente también aciertos. Historias de amor, real, aterrizado. Preguntas de esas que te quitan el sueño. El magisterio que da el tiempo, que nos ayuda a madurar, a aceptar lo limitado, a reconocer lo frágil, y a reírnos de lo pomposo…

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martes, 24 de enero de 2012

DÍAS FRÍOS

Las tareas se acumulan cuando llega el frío y da la impresión de que la vida nos come. Parece que, con la nieve que cubre los rincones en los que disfrutábamos en verano, se esconden las ilusiones y la vida se vuelve monótona y rutinaria.
Sin embargo, aún en estos días fríos y grises, bajo la nieve se amontonan recuerdos, vivencias y certezas. Bajo el hielo que a veces nos cubre, hay un calor que nos da esperanza. No en vano, alguien me contó una vez que había visto como la nieve ardía.

DCUESTA SJ, en Pastoralsj

lunes, 16 de enero de 2012

CIEGOS



Ciegos. Y no me refiero a las personas invidentes, aquellas que por alguna alteración física ajena a su voluntad no pueden ver. No, ellos al menos, tienen la capacidad de desarrollar el resto de sus sentidos para suplir su carencia.
Me refiero a otro tipo de ciegos: éstos han decidido adquirir una ceguera que les libere del "lastre" de la implicación. Su alteración no responde a trastornos físicos, sino más bien a un corazón cerrado ante aquellas realidades que no nos resultan agradables. Por suerte, muchos de estos ciegos son (somos) temporales y suelen rehabilitarse con unas dosis de humanidad y misericordia.
Los factores predisponentes para este tipo de ceguera son:
1) Miedo a la implicación y a las responsabilidades: cuyos efectos secundarios corresponden con indiferencia ante el dolor de los otros o ante cualquier situación que exija una respuesta por mi parte.
2) Superficialidad: falta de hondura alimentada por las prisas, la pereza, el egoísmo, la mediocridad entendida como conformarse con lo menos....
3) Falta de empatía: este síntoma suele unirse al primero y desembocar en un cuadro agudo de egoísmo y desinterés por los problemas de otros.
Este mal, conocido también como "mal del espectador" (por tratarse de una mirada que sólo observa sin actuar, sin implicarse), consigue superarse con algunos ingredientes: unas cucharadas de entrega, un puñado de dedicación y unos pedacitos de la mirada de Dios. Todos estos ingredientes acompañados de una gran dosis de amor, consiguen una mirada transformadora, esperanzada.

Señor, me descubro ciega cuando la pereza se hace más fuerte que las ganas, cuando giro la mirada ante aquello que me invita a implicarme, cuando me quedo en las etiquetas de las personas, cuando me abandono a la indiferencia... Señor, enséñame a mirar. Que tu mirada crítica, soñadora, misericordiosa... nos impulse a acercarnos a las realidades más olvidadas, nos anime a abrir los ojos de otros, nos acerque más a tu Reino y se convierta en herramienta para lograr un mundo más humano y solidario, porque la mirada del que ama lo cambia todo.


Laura García