miércoles, 30 de noviembre de 2011

MI EXPERIENCIA DE EJERCICIOS


EJERCICIOS ESPIRITUALES: “La obra está en marcha. No me quedaré a medio camino”

Descubrir nuevas formas de oración, formarse en cuanto a espiritualidad ignaciana, descubrir a Jesús como Maestro y a Dios como Pastor, Alfarero, conocer a las personas sin hablar, el valor de una mirada, de un gesto, el sonido del silencio… son cosas importantes que me ha aportado la experiencia de ejercicios, pero haberme quedado sólo con esto habría sido vivir esta oportunidad a medias.  Voy a intentar compartir sentimientos vividos en aquellos días.
Es sorprendente que el silencio sea la respuesta a muchas preguntas, que el silencio sea también el que hace cuestionarse otras muchas cosas. Dejar que Dios me hable es una experiencia liberadora: es encontrar el lugar donde poder mostrarme con mis luces y mis sombras.
Es difícil explicar hasta qué punto me he sentido llamada por Dios, qué punto de cercanía ha alcanzado nuestra relación y la plenitud que supone sentirme en sus manos.
Sin duda, la experiencia más fuerte de ejercicios para mí es descubrir el proyecto de Dios para el mundo, y más aún, saber que Dios me necesita y que cuenta conmigo para ser reflejo de su proyecto.
La lógica de Dios lo cambia todo, le da la vuelta a todo. Seguir la lógica de Dios supone despojarse de todo lo que nos pesa y llenarnos de todo aquello que nos libera, supone salto al vacío, supone vivir vueltos hacia Dios y hacia los demás, y no hacia uno mismo. Seguir la lógica de Dios supone complicarse la vida, ¿o tal vez elevarla a lo más sencillo y humano?
Hoy no soy mejor persona ni mejor cristiana, pero siento que miro la realidad con otros ojos, con mirada esperanzada, con la mirada de quien ve en cada situación una oportunidad de crear Reino de Dios, de ser Buena Noticia para otros. Hoy mi proyecto de vida es también SU PROYECTO. Sé que ve en mí posibilidades y que mi respuesta cuenta.
Hoy no tengo más respuestas a mis dudas y preocupaciones, sino más preguntas, porque la vida es eso: cuestionarse siempre, querer siempre ir más allá. La vida es eso: gastarse, darse, entregarse, ilusionarse, soñar, tener proyectos. Hoy de verdad creo en eso que tantas veces he cantado: que en el fondo merece la pena estar loco…
Sólo puedo dar las gracias por tanto bien recibido, por facilitarme el encuentro con Dios, con su proyecto y su manera de mirar el mundo. Gracias en especial a mi acompañante en esos días, por su confianza, su cercanía y aportar luz a todos los sentimientos, sensaciones, dudas, inseguridades… que iban surgiendo. GRACIAS SEÑOR POR TU LLAMADA.


Laura G. T. [Comunidad de Jóvenes Milagro de San José]